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Llegamos a poder afirmar que la profecías no se cumplen inexorablemente.
Que un destino, todos los destinos, se construyen en lo cotidiano.
Que nuestros pacientes de hoy, pueden llegar a ser autónomos, aunque no puedan estar totalmente solos a la hora de decidir.
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Que vivir tiene riesgos que tienen derecho a correr como todos.
Que el interjuego de los derechos y obligaciones, en delicado equilibrio, es lo que nos hace adultos y que ningún niño tiene, a priori, negada esa posibilidad. |
Dra. Lydia Coriat. |
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