Dentro de las actividades terapéuticas se encuentra la Musicoterapia; muy gratificante para los pacientes que la llevan a cabo y logran experimentar que formamos parte del gran mundo sonoro.
Dado que la música forma parte de nosotros desde que nacemos y nos acompaña en nuestro desarrollo pasa a ser un objeto trascendente, movilizante, lleno de significaciones, productor de bienestar y de placer, su presencia nunca pasa desapercibida por el nivel de movilización interna y el deseo de apropiación que provoca.
Cada persona tiene una Identidad Sonoro-Musical.
La Musicoterapia es una disciplina teórica aplicada en intervenciones con la música para lograr una relación con el paciente tanto en encuadres grupales como individuales. De esta relación surgen canales de comunicación a través de expresiones corporo-sonoro-musical que al interactuar permitirá conocer la singularidad del paciente con sus limitaciones y potencialidades. Este nuevo modo de expresión será utilizado por el paciente a modo de juego, que surge, se aprende, evoluciona hasta hacerlo parte de si mismo y así crea una nueva herramienta socio-afectiva-expresiva que la utilizará para su vida en desarrollo.
Alguno de los objetivos que se propone esta actividad terapéutica van a depender de la característica de cada paciente y están relacionados con promover la capacidad de expresión y la creación subjetiva, fomentar el desarrollo de vínculos, favorecer destrezas y estimular la noción de esquema corporal, el placer por disponer de recursos expresivos, estéticos que permiten proyectarse exteriorizando su afectividad emocional, la confianza en sus propias posibilidades, la autonomía y la autoestima.
Las actividades que se realizan, ya sean auditivas o de producción musical, son estimuladas desde lo lúdico y el material utilizado, como los instrumentos musicales y otros objetos, todos ellos componentes fundamentales para iniciar un proceso de creación, crecimiento y progreso.
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